Visual Analytics & Big Data. Data Scientist. Open Data. Open Access. Data Mining. R. Weka. Scientific divulgation. Researcher. Also, I'write poetry: "Art perfects the senses"
Siempre hemos de enternecernos con lo que hagan nuestros consentidos, en mi caso mis sobrinos; esta vez Emilio se presentó junto a sus compañeros de clases de la Escuela de Formación Integral de Artistas (EIFA) para festejar a MAMÁ.
Emilio ingresó a la escuela en enero 2022. A él, le gusta tanto pintar, como bailar, cantar y ahora actuar también. Junto a sus compañeros de Eifa Kids y Eifa Teens participó en las puestas en escena de Don Quijote, Il caffè della Peppina y Ciao Papa.
Llegó el momento crucial, su presentación como solista con «Nuestra canción». La escogió pensando en su mamá (mi hermana) y nuestra mamá (su abuelita). Mamá Anita nos pidió que apoyemos a su artista preferido desde su inicios (apenas tenía 18 meses cuando inició sus clases formales en el Conservatorio Franz Liszt.). Ella, hasta el último día fue feliz cuando supo que su nieto la retrataría. Ahora, donde estés mamá, te llegarán los tonos, las notas, los colores, los movimientos y los trazos, porque en casa te recordamos en todo momento y tus nietos son portavoz de tus emociones, tal cual, cuando cantabas, sonreías, hacías poesía o nos corregías.
Gracias a los maestros que le acompañan a Emilio en su formación.
Hasta hoy muy pocas personas saben lo que me ocurre personalmente, entre ellos: mis familiares más cercanos y los amigos que me dan su mano, su hombro y sobre todo su tiempo para apoyarme. ¡Ah!, por cierto los médicos, unos, que sin anestesia te dan diagnósticos difíciles de digerir, y los otros, que dramáticamente te ponen su mano en el hombro para decirte «hay tratamientos que debes cumplir y luego veremos…»
En este año las recaídas son más frecuentes (llevamos dos críticas y algunas leves que no las cuento).
No sé si es una cruel coincidencia, pero antes que mamá partiera no recuerdo haber faltado a la escuela o al trabajo por cuestiones de salud; bastaban unos cuantos abrazos, besos y sonrisas de ella, de mi padre, mis hermanas y sobrinos, a esto se sumaban los remedios que ella preparaba. Con tu presencia en casa había todo, desde enfermeros hasta doctores, desde el agua de anís hasta finísimos jarabes, desde una rodaja de papa en el punto invisible de la vacunas hasta las cataplasmas de chocolate o manteca de cacao en el pecho y espalda.
Trato de olvidar mi diagnóstico médico para que los síntomas: no vuelvan como fantasmas en la noche y madrugada, desaparezcan por completo mientras cantamos los temas musicales que te gustaban, se esfumen por las puertas y ventanas abiertas por completo y no pongan de excusa que solo hay rendijas pequeñas en mi almohada.
Antes, en mi velador solo estaban libros, hojas sueltas, libretas, lápices y esferos; hoy me acompañan: un cóctel de medicamentos que debo ingerir a una hora precisa, y cuando ya no hacen efecto, unas cuantas inyecciones para aliviar el dolor (solo eso). A esto he sumado el uso de chompas, abrigos, gorros y hasta pochos de lana que comencé a usarlos diariamente.
Quiero que las punzadas del pecho sean solo presentimientos, que el dolor de los omóplatos tomen descanso y que los pulmones no se olviden que su única función es ayudarte a respirar y que no se tomen la atribución de quitarme días.
Gracias a todos los que han preguntado por mi ausencia en redes y vida social, y a los que se han alejado mi gratitud eterna.
Al final sé quienes estarán conmigo hasta el momento de mi partida…
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego Lugar: Lienzo de tierra
Cuando llega un nuevo libro físico a mis manos, sostengo y reviso con sutileza la portada y contraportada. Luego, escojo una página al azar y leo en voz alta; con este ritual, me imagino a su autor con una pluma en su mano y escribiendo estos versos en papel, en cerámica, en un telar, en la piel; también es necesario imaginarse que no se escapa de la globalidad y frente al computador no se inmuta, escribe sin tregua…
Hace unas semanas, Astrífero fue mi compañero de la mañana y degusté cada verso en los rincones texturizados del mirador de Guápulo, lugar al que suelo escaparme, muchas veces para leer, escribir y tomar un «espresso doble» mientras Emilio termina sus clases de arte.
Astrífero fue presentado en septiembre, en uno de los eventos de Paralelo Cero, dentro de la colección PlumaJunta (junto a Xavier Oquendo, Freddy Peñafiel y Franklin Ordóñez) con el Ángel Editor. Escuché la voz del autor, impetuosa sensación que viaja incansable.
Hace algunos años la vida me encaminó a disfrutar de la poesía y sobre todo conocí a grandes apasionados por el arte, entre ellos Gabriel Cisneros Abedrabbo, quien, además es un excelente gestor cultural y difunde el trabajo de sus congéneres a través de medios sociales (por ejemplo, “Saudade, la infinita negación de lo que se ama”).
Hace un año: fuimos fuerza sin descanso, fueron mi techo, raíces de bambú, fui sonrisa amplia, granos de café...
Hace ocho meses: los tucanes se llevaron su nido, les faltó tus silbidos, el árbol que paría ojos de puma no ha vuelto a florecer, los pambiles dejaron de entonar arrullos de río, hasta los brotes de caña dulce sienten tu ausencia, ausencia que rasguña desde adentro al verde limón...
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego Lugar: Lienzo de tierra
Mamá ¿por qué creíste que no fue suficiente: parirme aquel miércoles 20 de octubre, hace cuatro décadas; alimentarme física y espiritualmente; instruirme para preparar versiones propias de loas, cuentos, fábulas y relatos; enseñarme a leer antes de los cinco años; entonar cantos junto a las cuerdas de la guitarra que tocaba papá; exigirme no llorar por fútiles, irresponsables, desleales; verter en mis heridas cicatrizantes que no dejaran huellas; ser la crítica de mis escritos, ...? Y preferiste, el 24 de febrero de este año inmolarte por completo para parirnos por segunda vez en una sola tanda a las cuatro hijas.
En este cumpleaños ya no estás TU para abrazarme y corregirme, solo me queda papá que procura ser fuerte, tus otras hijas que no descuidan mi espalda y tus nietos que a sus pocos años se convirtieron en mi salvación.
Aún así, cada día me duele más estar sin tu voz en la casa, sin tu mirada en mis versos, sin tu canto en los viajes, sin tu oxigenación en las arterias de mi nueva existencia.
Esta fue la última carta que leí a mi familia antes de enviar, recuerdo que a mamá se le escapó algunas lágrimas, a papá muchas más, y Emilio vino abrazarme tan fuerte y con su voz de aliento confirmaba: Ya sé, esa carta es para…
Mamá hizo las correcciones que siempre acostumbraba. Fue la última vez en la que afiné mi oído para escucharla. Y guardamos el secreto hasta que la carta llegara a tus manos, porque fue una sorpresa que te prepararon como regalo en tu trabajo.
Aunque esta carta te llegó hasta después del año nuevo, viniste a darme ese abrazo que agradece y reconforta. Hoy, al publicar mi alma se vuelve añicos, porque recuerdo cómo mamá nos dijo, sin que tu estuvieras, «que siempre debemos luchar juntas, que también debemos cuidarte, preguntar por TI y por los críos; porque no solo somos familia sino un hogar», y hoy nos quedas TU para seguir siendo nuestro puntal y no dejarnos vencer por las cosas no tan buenas de la vida.
Quito, 17 de diciembre 2021
Recuerdo la noche del primero de abril, la partera se daba por vencida; sin embargo, la fuerza de mamá fue interminable y con el apoyo de papá y del abuelo Emilio hizo que nacieras; mientras nosotras, tus tres hermanas detrás de una cortina admiramos ya con juicio de razón como llegaban los niños al mundo.
Pegaste un grito de victoria y tus primeras lágrimas seguro fueron de rebeldía.
Luego papá te tomó tiernamente en sus manos para darte el primer baño. Después del ritual respectivo nos acercamos y tus mejillas estaban sonrojadas, no debe haber sido de miedo, sino de coraje, si justo de eso porque desde el primer día fuiste cimiento, fortaleza y protección para nuestro hogar.
Podría tardar muchos días en contar los momentos generados, las historias que vivimos allá en nuestro pueblo, las travesuras que mamá nos reprochaba y esas mismas travesuras a las que papá les grabó un mensaje: “dañando se aprende, jugando se experimenta”.
Tantas cosas que decir, tanto que agradecerte, porque siendo la última de las hijas nos dejaste que te llamemos también «madre» o «mama», y ahora qué físicamente eres madre desde hace siete años con más razón.
Nos diste los regalos más grandes, nuestros consentidos, ellos llevan tu esencia: lucha diaria, persistencia sin descanso y amor que solo sale del alma. Ese amor que les das no solo a la familia o amigos, sino a todos tus niños, jóvenes, adultos y abuelitos a los que les atiendes y de quienes nos hablas tanto porque son tu impulso y motivación diaria.
Mi doc viniste a dejar huella, nada te vencerá; recuerda que tienes un centenar de manos que te levantarán y el corazón de dos seres que desde ya son tu bastón.
Gracias por apoyar todos los proyectos y ser en nuestras vidas un velero de roble tallado.
Este trabajo permite saber si el reordenamiento de la oferta educativa tiene un efecto sobre los niveles de logro del aprendizaje y la descomposición de la matrícula. La metodología explora la diversidad de la estructura del sector educativo relacionada con una unidad geográfica y la descomposición de la matrícula. Para la caracterización se utiliza el número de estudiantes y se localizan en una unidad geográfica para encontrar las distancias y hacer agrupaciones geográficas que mantienen la continuidad territorial. Finalmente, se calcula el índice de concentración de cada unidad regional, lo que nos permite saber qué provincias son las más y menos similares a la media nacional y de esto depende el efecto del reordenamiento de la oferta educativa sobre las otras variables. La fuente de datos fueron los registros administrativos del Ministerio de Educación (Mineduc) y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval).
Palabras Clave: Reordenamiento de la oferta educativa, descomposición de la matrícula, aglomeración especializada, árbol de expansión mínima.
Abstract
This work allows to know if the rearrangement of the educational offer has an effect on the levels of learning achievement and the decomposition of the enrollment. The methodology explores the diversity of the structure of the education sector related to a geographical unit and the decomposition of the enrollment. For the characterization the number of students is used and they are located in a geographical unit to find the distances and to make geographic groupings that maintain territorial continuity. Finally, the concentration index for each regional unit is calculated, which allows us to know which provinces are the most and least similar to the national average and on this depends the effect of the rearrangement of the educational offer on the other variables. The data source are the administrative records of the Ministry of Education (Mineduc) and the National Institute of Educational Evaluation (Ineval).
Keywords: Rearrangement of the educational offer, decomposition scholar, specialized agglomeration, minimum-weight spanning tree
Antes que tus rizos gris plateados se volvieran nieve de algodón.
Antes que tu pulso firme se convierta en temblor y nos advierta del huracán.
Antes que tu menú experimental fuera parte del libro de recetas que nunca utilizaste.
Antes de acompañarle a tu pintor consentido, tu nieto, a la gran exposición internacional; él, hoy a escondidas grita: «quiero verte mamá Anita, ven, quiero verte...».
Antes que tu consentida menor, tu nieta, te nombrara Anita, más ella, hoy te busca en cada lugar diciendo: «no hay mamami, no hay mami, no hay mamá».
Antes de catar el vino en Chile e Italia y confesar que es mejor el nuestro de arazá.
Antes de cosechar café y cacao para hacer helados propios, de esos que te encantaba consumir sin importar la hora.
Antes de preparar mermelada de guayaba, mango y maracuyá, esos gustos diarios que no presumías.
Antes que destejieses, comprarás lana y rehicieras colchas con puntadas combinadas de agujetas y crochet.
Antes que inundáramos la quebrada de pambiles con orquídeas injertas y mariposas inmortales.
Antes que tu piel se cubriera con el «Lienzo de tierra» al que puntualmente llegábamos los fines de semana.
Antes de saber que intenté transferir tu dolor a mi cuerpo, para que nos dijeras por enésima vez: «aquí no se llora».
¿Por qué te fuiste antes? Si cada momento contigo fue justo y necesario, menos este último en el que te vimos partir MAMÁ.
Lilia Quituisaca-Samaniego Quito, Ecuador Marzo 10, 2022
Tanto ha llovido desde entonces, entonces, cuando los dientes no eran carne, sino días pequeños como un río ignorante a sus padres llamando porque siente sueño, tanto ha llovido desde entonces, que ya el paso se olvida en la cabeza.
(Vieja ribera, Luis Cernuda)
Hace rato, a las 15h00 se atraganta el alma,
mi alma silenciada no tiene sombra protectora.
¿Cuántos días más deberán existir
para que mi vida vuelva a ser completa?
¿Acaso no quieres levantar la voz
para decirme que ningún dolor merece llanto?
¿Acaso no te apetece corregir mis letras
hasta volverles versos publicables?
¿Acaso no deseas leer mis cartas
para asegurarte que tienen el formato correcto?
¿Acaso no ambicionas entremezclar cuentos
para versionarlos a tu manera?
¿Acaso no te hace falta reprenderme
cuando las injusticias me inquietan?
¿Acaso no pretendes escuchar
como mis dedos entonan la guitarra?
¿Acaso no quieres enseñarme a ser madre?
¿Acaso no sabes que debo aprender a ser padre?
¿Acaso no comprendes que aún me falta ser hija solitaria?
¿A dónde he de mirar cuando la angustia me consuma?
Los abuelos son luz permanente mientras los nietos deslumbran como luciérnagas sin importar la hora.
He procurado ser recíproca con la fuerza que le ponen en cada proyecto, me falta una eternidad para ser como ellos. Apenas he logrado darles un techo para guarecer, una mesa con frutas recién cosechadas y un toldo violeta como atrapasueños…
Esta poesía lleva anagramas de los nombres propios de cada uno de las personas importantes de este 2021 y de los amigos de siempre, ellos apoyan cada una de mis imprudencias.
Te invito a leer y escuchar esta poesía Cuando todo te de igual RECUERDA QUE:
Aquí estamos más de cuarenta seres que pidieron nacer
acompañados con sonidos de lira y texturas de atardecer.
Somos timón de eucalipto que la lluvia pulía
viajeros de cascada angosta o de caudales sin guía.
Somos ajenos a inseguridades,
nobles espejos de distintas ciudades,
rocas sin noches, sin ofrendas,
gritos de ideal en difíciles contiendas…
Somos emoción que invoca a cielo abierto,
arandelas o escudos para ajustar el andar con acierto…
Somos autores con preguntas crecientes,
que recrean en tiempos esquivos: racionales juramentos,
y cuando ordenamos telones, lemas o componentes
en algo mejoramos los atípicos elementos;
entonces el aire sin enfado desborda un matiz de claro aroma.
Somos sable fiel que rehace innatos calendarios,
silencio ileso de tempestades o anuarios,
compostura sana que emerge cual axioma…
Y después de todo ¿Qué somos?
Si la realidad nos exime de soledades urgentes,
aparece una voz que madruga,
y grita: ven hasta la torre,
la torre está sin techo,
hoy sin resguardo conjuga…
Ven, se avecina el tercer crío del cóndor,
el cóndor con gusto nos re-enseñará a planear,
él sabe que no solo hay nubes densas
ni solo espinas al caminar…
Mientras te queda la fuerza para llamarla «esta guagua, mi bisnieta» ella, te pasa tantos peluches como tus años, no quiere que te falte a quien abrazar...
De uno en uno pasan los juguetes por tus manos, revisas a tientas los detalles, algunas veces no quieres jugar con la suavidad del terciopelo.
Ya no llevas cuenta de los nietos o de los hijos que te quedan, solo preguntas por los dos bisnietos que agarran tu mano para llevarte al comedor o al patio cuando el sol está radiante, ellos son tu bastón así como fuiste el de tu madre.
Algo tiene ese poncho, descubrieron magia en el viejo doblez del cuello, se acurrucan en su abrigo; cuando estás casi dormido te cantan al oído, quieren ahuyentar pesadillas y olvidos.
Llegaron para reforzar los cimientos, son puntales, son contravientos...
Llegaron para enseñarnos a perdonar, Emilio, colección de aventuras, Emilia, álbum de ocurrencias, el primero con siete años y medio, la segunda con un año y tres meses...
Ellos dan pasos firmes, esparcen semillas con la ayuda del viento cálido, recolectan frutos del limonero y del ciruelo, chapotean sonrientes bajo la lluvia..
Llegaron para ser libres, reproducen el canto del tucán, quieren ser vuelo de golondrina...
Lilia Quituisaca-Samaniego San Bernabé, Ecuador Diciembre, 2021
Hace más de un año comenzó la búsqueda de un santuario vivo; entre viajes, planes, cantos y letras lo encontré. Bastó una sola visita para convencerme que sería mi refugio. Luego de todos los trámites para adquirirlo; comenzó la aventura de plasmar lo soñado, claro que siempre tengo la fortuna de encontrarme con personas extraordinarias que me aconsejan y junto a mi familia aprendemos cada día un poco más.
Así que oficialmente en el mes de agosto por la recomendación y acompañamiento de un amigo y su mamá optamos por comprar un primer lote de más de tres docenas de plantas frutales y ornamentales en el mejor vivero que tiene el cantón La Concordia, otras también fueron compradas en Santo Domingo.
Hasta hoy llevamos sembrando como un centenar de plantas frutales en tierra fecunda (cacao, café, limón, aguacate, mango, mandarina, ciruelos, chicle, uva, zapote, almendros, nuez, etc.). Además, tenemos árboles que resguardan años de historia (pambil, roble, guaba, guayaba, etc.), nos cobijan de sonidos, un coro de sinceramientos se escucha cuando destilan rocío. Sobre éstos árboles de la quebrada rondan aves con plumajes cálidos, pálidos y hasta con texturas fosforescentes y tal vez nunca terminemos de inventariar el sinnúmero de insectos, animales y demás apariciones que poco a poco nos aceptan ser parte de su tranquilidad.
Finalmente, sé que este lugar será la cuna de los que vendrán.
El naipe del tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.
(Jorge Luis Borges)
Treinta y tres años más once bisiestos,
senderos compartidos con cuatro tallos injertos.
Fue domingo, once de septiembre
cuando intercambiaron miradas talladas,
únicas promesas inscritas de los que viven.
Hogar frondoso:
lirio que nace en la aurora de agosto,
geranio bicolor apostado en octubre,
topacio salvado los días de diciembre,
cuarzo preclaro de abril, diste vida en junio y septiembre.
Brújula empalmada con evidencias,
compás de cuerda y tonada,
serenidad otorgada por 44 tiempos...
Cuando irrumpieron la tarde y vaciaron mis manos, desgarraron del alma la confianza y del pensamiento la generosidad. Ese día aprendí a usar las manos vacías, ásperas de sentido. Instintivamente me cubrí el rostro para ocultar un sin fin de lágrimas que cayeron por 45 minutos en el trayecto de regreso. No pude gritar, nadie estaba a mi lado, hasta la presencia del fantasma protector faltó… Llegué a casa, me descompuse mucho más, esas lágrimas furtivas eran vertiente decepcionada, descontrol fulminante, ira inmóvil. Me sentí cobarde, culpándome del comportamiento de esa persona que no fue capaz de ser leal ni con ella mismo.
No faltó un bocado de agua transparente de mi hermana mayor, la repelada de mi hermana menor. Mis padres vieron mis párpados hinchados, se acercaron prudentemente y con un abrazo intentaron aminorar mi desgano de hablar.
Mamá, con dureza me exigió que no llore más, en cambio papá pasó un pañuelo de color gris por mi rostro, nunca tocó mis ojos y con firmeza mencionó —Lo que haya pasado ¿merece que llores?
No quise responder. Entonces, me llevaron al lugar de los juicios, la mesa de laurel, siempre estaba preparada. Todos sentados, atentos para escuchar mi relato con argumentos válidos.
Desvainé el último hálito y me culpé las veces necesarias por seguir siendo la niña confiada, la joven generosa, la mujer engañada… Aquella tarde-noche, ellos, me dijeron que «si otra vez sientes las manos vacías, a manos llenas empuña los retos, empuña la tierra y construye tus metas aunque solo tu sombra te acompañe«.
Inmediatamente, me abrigaron en su nido extendido, acompañaron mis pasos, los primeros miembros de mi familia impusieron el ritmo con su ejemplar valentía y los que iban detrás me dieron la confianza para no quedarme rezagada; decidieron levantarme cuando caí por la decepción, ofensas y deslealtad de quien creí que era distinto.
¿Cuánto duró la audiencia?
Han pasado 40 meses y este domingo al nombrarte, ya no dueles; se esfumaron de mis recuerdos el maltrato, la manipulación exclusiva y hasta tus cuotas impagas se vuelven nada frente al regocijo de estar junto a mi familia, sé lo que significa tener una y sobre todo tener a mis dadores de vida como mis guías permanentes.
Por eso, para mi «…valorar, no significa «monetizar» o «firmar compromisos», valorar, es «exigirse más» para cumplir con los objetivos que se propone; pero, cuando uno se dilata para no cumplir, eso para mi es un engaño y por ende se pierde la confianza…»
En este momento, muy bien pudiese publicar todo lo escrito entorno a nuestro viejo roble de hierro, publicar sus recuerdos en fotografías o vídeos, contarles sus anécdotas, reflexionar a través de sus frases muy bien concebidas; hasta quisiera ser la egoísta que le pide al tiempo darme una sola oportunidad para que al menos uno de mis hijos disfrute su regazo. Sin embargo, su fuerza va en desmedro y junto a ello la impotencia nuestra de poder tan solo extender las manos para ser su bastón, estar atentos al mínimo movimiento y descifrar sus delirios…
Pudiese detallar tantas, tantas historias, y no me atrevo…
No tengo miedo al espejo de los años sino a la lluvia imparable que cae de mi alma después de escucharle decir: «…ahora, siento que cada semana será como un cumpleaños más. Ya estoy viejo; ahora, los dedos pequeñitos de una guagua me peinan en la mañana; ahora, solo recuerdo el nombre de mi madre, María Catalina Quituisaca, y solo la de mi h…«
Sus momentos de claridad y olvido motivan, sé que somos afortunados de seguir aprendiendo a su lado, noventa y seis años de tu vida y treinta y cinco años de la mía que son un baúl abierto de recuerdos.
Con Camila hemos coincidido en algunos recitales de poesía presenciales, mágicos momentos donde se confirma la sensibilidad y firmeza de quienes tienen libertad para expresar lo que sienten. Así, que ya llevamos de conocernos algún tiempo y siempre estoy atenta para disfrutar sus publicaciones en http://www.letrasinbragas.com
Esta vez, apenas supe que lanzaba su nuevo libro realizado de manera artesanal, inmediatamente me comuniqué para adquirirlo.
Definitivamente es una combinación exclusiva: pastas duras de madera, encuadernación con hilo que no admite ser cortado, ilustraciones por cada uno de sus 20 relatos y una sección de Epitafios gratamente dedicados a su día de cumpleaños.
Fue mi compañero de viaje este fin de semana y he remarcado algunas frases que retumban en mi pensamiento. Además, al final está la invitación precisa y las hojas en blanco adecuadas en las que agregué algunos de mis frágiles garabatos.
…como la oveja negra de un rebaño de animales maquillados por los prejuicios y el miedo.
…nunca dejará de ser la dama de antaño que arde más que un sol eclipsado.
…aquellas impresiones profundas relatan el desquicio de una ciudad sumida por la falta de un amor propio.
En junio 2021, después de casi un año y medio nos encontramos con Yanier y el mejor pretexto que tuvimos fue su libro «Las mujeres de mi vida», perdimos el miedo a ser humanos de nuevo, caminamos un momento y nos faltó mucho tiempo para conversar tantas y tantas cosas que han sucedido en todo este tiempo. Luego, llegó el momento de ver su libro y desde su presentación me conmovieron las ilustraciones, así como el lazo que lo envolvía. Nos comprometimos a vernos próximamente, espero que llegue rápido ese día porque disfruto mucho tener la confianza de conversar con un excelente artista plástico, escritor y un maravilloso ser humano que no se detiene a expresar lo que simplemente siente.
La narración te atrapa desde el inicio y en 19 páginas se condensa la historia de una madre, las amigas de esa madre, las novias, las escritoras a las que leyó y muchas otras que dejaron recuerdos…
De su libro citaré lo siguiente:
Leer un buen libro es también que el te lea. Los dos quedamos cansados, satisfechos…
No hay regalo más oportuno que verles disfrutar como niños, como cuando no hay poder humano que impida soñar despiertos. Nada les doblega, ustedes -mis padres-.
Más hoy, mujer cumples siete décadas; no dejas de ser estricta, valiente y generosa. Siguen con más fuerza tus frases poéticas para reclamarle al tiempo por agobios, te escucho silbar para ahuyentar infamias de la envidia, te acompaño a entonar canciones para resguardar la emoción de sentirte amada. Por supuesto, no faltó esa persona que te hizo llorar de decepción; sin embargo, fuiste sabia al cuidarle hasta su último momento -con el apoyo de papá-.
Me enseñaron que nada es más satisfactorio que ser nosotros mismos, no perder la esencia y devolverle a la naturaleza la tranquilidad que nos brinda. Este fin de semana, definitivamente fue distinto y memorable; a mi lado, ellos se emocionaron tanto y por primera vez escuché a mi padre sentirte en deuda con la vida porque estuvimos acompañados de personas extraordinarias que no tienen celo de compartir sus experiencias y de asesorarnos. Existe una fuerza natural que nos lleva a conocerles, de eso, sí, estoy completamente convencida. Algunos cuando se enteran que soy agnóstica me preguntan, entonces, ¿en qué crees?, pacientemente respondo en mi familia: mis padres, hermanas, y ahora en mis dos sobrinos, también. Quizá no hace falta recalcarles que de ellos aprendí la capacidad infinita de perdonar, siendo el acto de amor más grande que tienen los seres vivos; a esto agréguenle el valor de la lealtad, la comprensión y la fortaleza para cumplir objetivos.
Somos lo que ellos nos enseñaron,
somos lo que nosotros perseguimos,
somos lo que viene por añadidura, y
justo ese detalle es la mayor experiencia...
Gracias don Rodrigo, sra. Aracely, sra. María, Sintia, Aníbal, Amelia, Esteban; Jonathan Patricio y su mamá, la sra. Teresa por su tiempo y enseñanzas.
Hace un año, venas en añicos de fruncidas cicatrices,
hace un mes, soleadas arrugas revestidas de tributos,
hace una semana, lluvia hundida en lechos regañados.
Ayer, hálito roto en el último bocado
del polvo esparcido sobre tallos tiernos.
Hoy, apenas amaneció,
disparos de carbón encapsulados en el estallido de gas;
en la tarde, cataclismo lisiado de partículas lánguidas;
y antes de la medianoche,
alquimia desnuda del humo azotado
por la combustión suplente.
Transmutación.
Mañana, al mediodía,
serás flor mágica con vientre de amapola,
al atardecer,
lava recostada en andamios de palabras,
al terminar la noche,
cavidad sin dobleces con golpes de cascada en brasas.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Guasuntos - Ecuador, 2021
Poesía basada en la escultura pictórica: YO, DE NUEVO de la artista Verónica Virreira, y desarrollado en el taller «El arte como nuevo comienzo» junto a Gabriel Chávez Casazola y Oscar «Puky» Gutiérrez en Santa Cruz – Bolivia.
Antes que termine el primer trimestre de este año hice maletas y en el equipaje de los libros no podía faltar Tarasca, adquirí dos ejemplares hace algunos meses, uno para uso personal y el otro para regalo; de vez en cuando quiero ser rama injerta con quienes disfrutan leer. Apenas llegó el libro de Katerine Ortega a mis manos leí de corrido los catorce cuentos que están agrupado en dos partes: Arenas movedizas y Onomatopeya.
Cada historia se engrana modestamente en escenarios y nombres de personajes que retumban en la memoria y según pasan los días; por eso en unas de las largas caminatas realizadas por New York volví a releer debajo o sobre los grandes espejos estáticos o los ventanales que se mueven al ritmo de la sensibilidad de Katerine.
He preguntado no sé cuántas veces
pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
que el abismo responda de una vez
porque ya va quedando poco tiempo.
(Tres poesías, Nicanor Parra)
El procedimiento empieza con gotas de colirio desplazados en las sombras del miedo envolvente y las evidencias se desparraman en humanos robotizados que en retroceso se convierten en máquinas simples e involuntarias. Aún saben que son raíz momificada de las semillas congeladas; sin embargo, algunos brotes se niegan a florecer, dicen que las maravillas al menos una vez se tiñen de color fantasma, ese color neutro con el que nos ungimos cuando cerramos la cuenta de los años o como ese color de arena martillado en un reloj esclavizado por catorce mil minutos de los veinte y seis mil faltantes.
Y adiós; que con el ahogo que me embarga los alientos, ni sé ya lo que te digo ni lo que te escribo leo. (Sor Juana Inés de la Cruz)
Cada circunstancia está ocupada por tallos añejos,
los instantes invadidos por respuestas monosílabas;
los números descendientes de las calles
entrecruzan avenidas ostentosas y afanadas.
La mecedora remendada por quince días faltantes
tritura las promesas de juramentos ajenos...
Un manto de grandes plumas
simulan un torrente de siluetas ausentes,
mensajes sin letras o reacciones disonantes.
El velador desgasta los diez días faltantes
y desplaza el eje del pomo con rodelas místicas...
Quedan ganas de empuñar el carboncillo
y emborronar el último párrafo de la carta.
Los agobios no sentidos ameritan
un esparadrapo clínico en la explicación.
El timbre roto disuelve los cinco días faltantes,
no hay espacio para conciencias rezagadas.
Desde hoy, el rondador entona sentencias:
«una vez la tormenta enmudece,
una vez disimula la despedida ventosa,
una vez, tan solo una vez, se dice adiós.»
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego New York, Mayo 2021
Cada media hora se rejuntan trece gansos,
estampan una silueta escapista frente al redentor
con graznidos de gimnasia, alineación en espiral.
Uno se adelanta,
los demás hacen tres grupos de cuatro,
a una distancia larga aletean e invocan,
a una distancia precisa rasguñan el cielo,
a una distancia milimétrica ya no buscan regresar
creen que allá arriba se pueden zambullir;
su recorrido aparenta quietud.
El noble mineral mate anuncia desaforado:
«el muelle se queda sin visitantes,
el muelle atrapará solo instantes...»
El muelle entiende, sabe de adioses, canta:
«un río sin vertientes borda nubes
en las bocanadas de un atardecer,
engulle maderos cifrados
hasta su esternón, búnker sin ennudecer...»
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego New York, Mayo 2021
Una hora y media después de iniciada la reunión me percato que hay tres videollamadas perdidas, al tomar el celular suena bajito sobre mis manos una vez más; no contesto, no puedo… Una reunión fuera del horario me ahuyenta de lo prioritario, sí, una reunión que pretende ser productiva.
Insiste con mensajes de voz para que le conteste, insiste… —Debo contarte algo urgente, contesta tía. Estarás en tus reuniones ¿verdad? Como siempre, reuniones…
Apago la cámara, me escapo un momento hasta la puerta, alzo el volumen de la computadora para no perderme ningún detalle del monólogo formado en una reunión de cinco integrantes.
Devuelvo la videollamada.
Mi sobrino, no espera que timbre tantas veces, responde al primer tono; le saludo apresurada —Hola Emilio ¿qué pasó?
—Hola tía Lilia, solo responde una cosa, ¿ya estás libre? o ¿a qué hora acabas todas, todas tus reuniones? Solo dime eso.
Le explico que estoy escuchando la reunión e insisto —Mi vida ¿qué pasó?
—Tía, esta tarde llovió a cántaros y salió el sol con más ganas. Si sabes que pasa luego ¿verdad? Bueno, mejor te digo porque algunos se olvidan de cosas normales. Se formó un arcoíris viajante. Veo una ventana a tu espalda; date la vuelta y levanta la mirada, ahora avísame si llegó lejos… hasta donde estás…
Aguanto la respiración, no quiero que se escape ni un suspiro, no quiero que mi sobrino detecte mi angustia, quiero ser fuerte.
Sin embargo, se da cuenta y con voz desafiante me dice —Tranquila, respira profundo; ve a terminar tu reunión, ya escuché que dijeron «Lilia ¿qué opinas?«; dile a tu jefe que iguale su reloj, capaz se le dañó a las tres de la tarde, dile que ya son las seis…
Termina la llamada ¡Qué ganas de bajar la tapa de la laptop!
Título: Tutú sin costura Técnica: Mixta Autor: Emilio Contento-Quituisaca
Emilio -mi consentido- admiro tu técnica al compaginar la danza, la pintura y la literatura. Una, dos, tres o un sinnúmero de historias por lienzo lleno; ahora pintas lo que esperas de tu motivación Emilia -nuestra consentida-.
Cómo acordeón se expande
el resorte del tutú, no encadena.
Es libre, no baila sobre pisos lisos,
se aventura a bailar en asperezas,
en las montañas; es fuerte...
El Ángel Editor, el Ministerio de Cultura y Patrimonio y el Instituto de Fomento a la Creatividad e Innovación; junto a varios autores ecuatorianos y con el proyecto La poesía se toma la red presentan el libro «Cuando se cierra la puerta«, Antología de textos sobre el confinamiento.
Gracias a la gestión de Xavier Oquendo Troncoso, Santiago Grijalva, Juan Suárez y a todo el equipo editorial que apoyó este proyecto.
En esta antología participan: Cristian Avecillas Sigüenza, Eduardo Alfonso Bravo Moncayo, Rubén Darío Buitrón, Gabriel Cisneros Abedrabbo, Gabriel Galarza Mier, Cristián Londoño Proaño, Ximena Mendoza Párraga, Katherine Mera Pereira, Lilia Quituisaca-Samaniego, Elsy Santillán Flor, Estefany Vaca, Javier Valencia, Carlos Vallejo, Sara Vanégas Coveña, Jorge Vinueza.
Cada verso retiene tiempos náufragos, instantes en odisea, realidades impolutas; sí, esos momentos únicos en los que el ser interior no aparenta y se emociona.
Agradecida por la gran oportunidad de estar justo a grandes escritores y extraordinarios humanos.
No llegues a los treinta y cinco años con cordura,
procura alejarte de ese bosque árido, no pide más lágrimas.
Grita desde adentro cuando la piel se distraiga con roces de ortiga,
grita sin eco, el cielo está cansado de voces que huyen…
No hagas predicciones con sustento,
no uses regresiones o modelamiento,
ellos deducen sin estructuras, les basta un discurso paliativo;
por eso, si te vas, no vuelvas, ese camino no es el mismo,
ahora tiene adoquines que deslumbran, no analizan…
Resguarda tus apuntes del oprobio, no pidas permiso;
divulga como alertas los parámetros,
adrede resalta sus ficciones.
Lilia, no dependas del último segundo disponible,
deja que tus huellas desaparezcan,
no necesitan escenarios imprecisos ni barrotes señoriales.
No sé si recuerdes, soy yo, Soledad de Abril,
la que un día te arrancó un mechón de cabello
para enterrarlo en una botella bajo la higuera.
Soy yo, la sombra al pie del nogal.
El collado absorbe arena negra,
mientras soplidos errantes imprimen noches huérfanas.
Un manojo de turbulentos azares vuelan enardecidos
en un remolino de voluntades inquietas;
relámpagos de arcilla flotan con sed.
En el cenit se reacomoda un espejo mate circular,
su caparazón no brilla, prefiere ser silencio,
su libertad balbucea inventos perseguidos,
sus emblanquecidos estribos arropan bocados de consuelo.
Reaparece un arlequín escandaloso
con remiendos de cosquillas monótonas,
con frialdad rellenan el universo compungido
y sobre un baúl piadoso caen sus disparos obedientes,
sucesos desquiciados, susurros como débiles congojas.
El cuervo esbozó un chasquido histérico en la ventana
como guardián de cuerpos casi yertos;
merodeaba hace unas semanas,
nadie lo detiene –se escabulle–;
secuestra almas hambrientas,
las destroza hasta saciarse –sin vacilación…
Algunos dolientes aligeran su llanto,
otros imponen plegarias con cuatro misterios;
alguien toma con la mano izquierda un pañuelo blanco,
lustra la madera hasta cristalizarla.
Todos parecen consternados,
nadie relata recuerdos desagradables
y solo uno de ellos advierte que el difunto entristeció.
En esta nueva colección de Enero 2021, el pulso de Roderick Emilio no se detiene; las texturas y materiales usados representan una realidad que se descompone y de la magia que puede recuperarla.
Al quitar la llave del cerrojo oxidado la tarde se inmutó,
se escucharon trinos lánguidos junto a las ramas secas.
Desde marzo tu frescor fue arrebatado,
algunos capítulos de soledad se adueñaron del huerto
y la confianza envejeció con alaridos de granizos infames.
Un pañuelo de maleza te abrumó con abrazos,
espinas reforzadas carcomieron raíces ingenuas,
algunos retoños convalecientes buscaban vida...
¡Despierta! -grité; las hojas descompuestas custodiarán tu piel;
¡no mueras! -te pido; injertaré lluvia para aliviar tu sed infranqueable.
¡Despierta, no mueras! -te exijo; la soledad mustia, hoy, prescribió...
Te dejo nuestros ojos para que te avisen si los monstruos del mar te quieren atacar; aunque parecen distraídos con los colores…
Roderick Emilio, febrero 2021
A partir del consejo, quise profundizar en la definición que tiene mi sobrino de seis años de un monstruo y le pregunté ¿Quién es un monstruo? y con total realismo respondió «…es nada»; reiteré mi pregunta ¿Quiénes son los monstruos?, por segunda vez profundizó su mirada para responderme «…son nada».
Al terminar la tarde, su definición toma importancia; algunos monstruos sedientos de poder te exprimen y a la menor circunstancia te destruyen a su conveniencia.
Finalmente, en mi entorno serán «nada»; porque no le daré importancia «a esos»; su terquedad, testarudez y arrogancia acabarán cuando dejen de «figuretear» y cuando al menos en una ocasión los admiradores usen algo que los niños jamás pierden «sentido común».
Ahí, los cristales pulverizados detrás del cuello
son relámpagos en tormenta amordazados.
Ahí, la yugular extenuada se extravía
en las hojas de ortiga dominadas.
Ahí, los rizos electrocutados
se vuelven malla de contención
que no exigen lumbre ni asfalto...
Lilia Quituisaca-Samaniego Enero 2021, Guasuntos, Ecuador
¿Para qué le imploras protección a la montaña?
Si el enemigo más próximo:
eres tú, que no tienes valentía, te ofuscas;
eres tú, que no dices «basta, ya no más...».
¿Para qué te cubres de algodones y gasas?
Que no sea causa de adulo:
las heridas que te punzan los poros,
la fragilidad que te lastima hasta la raíz.
¿Para qué llamas a emergencia?
Si cuando llegan no avisas:
que el dolor está en tus huesos dislocados,
que el tejido sangra sigiloso desde adentro.
No descanses sobre el atropello;
libérate, alma de látigos atravesados,
levántate, tus alas doblegadas no merecen desplomarse.
No le digas al sol de tus dolores,
no le implores a la luna por brebajes,
no te acuestes en la miseria del falso intercesor.
No agonices, inmóvil,
perderás el sentir en tus entrañas, moribundo.
¿Cuántas llagas más para detener el exceso?
¡Para detener el abuso...!
¡Para detener los tratamientos burdos...!
Un brazo a la cintura para apaciguar el golpe del espejo fracturado que se desprende involuntariamente desde el pecho y el otro brazo al cuello para apalancar el trayecto retórico del pensamiento; mientras los hombres y mujeres de mi vida desvían las agujetas de metal que astillaron el brío de mis días.
Esta última colección de Roderick Emilio pintada en diciembre 2020 tiene una mirada crítica adicional y la sublimidad de la palabra locura se hace presente en los títulos de cada obra.
Su técnica sigue siendo mixta.
Niña, flor naciente
Alas y corazón en extinción
Santa Claus enloquecido
Momo
Sentidos locos
Mujer loca
Mayores motivaciones le acompañan y su espacio para crear se expande.
Proceso de pintura – Roderick Emilio Contento Quituisaca
A sus seis años no se detiene ante la alegría, el dolor o los sentimientos que le hacen llorar de vez en cuando. Recibe abrazos de abrigo. Su perseverancia le permite disfrutar de lo que ama y nos emociona los días tanto como el tiempo que compartimos.
Roderick Emilio termina el año 2020 con su participación en la 10ma edición de la revista MarginaLees.
Quiero que la naturaleza se rehaga con muchísimos colores vivos aunque la vida no cambie. Por eso pinto…
Roderick Emilio Contento-Quituisaca, 2020
Incentivaremos tu decisión de ser libre pensador y apoyaremos ese ímpetu necesario que todo artista tiene para instruirse. Caminaremos a tu lado porque juntos aprendemos sin letargo.
Este relato surge a partir de un ejercicio de creación literaria con tres frases que están al inicio: «Desde que estamos solos, mi fantasma y yo hemos querido encontrar alguna otra sombra que nos haga compañía. Para esto…», al intermedio: «En casa los objetos han empezado a hablar con nosotros, la mesa del comedor dice, por ejemplo, que…» y al final: «Ahora vamos a conquistar el mundo.» Puede descargar este relato y el libro uni-di-versos completo desde https://liliaquituisacasamaniego.files.wordpress.com/2020/06/uni-di-versos.pdf#page=79
Desde que estamos solos, mi fantasma y yo hemos querido encontrar alguna otra sombra que nos haga compañía. Para esto despertamos, tomados de la mano, y recorremos por el filo de la cortina buscando un agujero: portal de innumerables escapadas. Más, de repente, reapareció una polilla descontrolada, sus ojos desorbitados nos asustan por completo, la transparencia de mi nueva colega quedó inválida, su cabello se crispó. No le había pasado nada similar en estos últimos veinticinco meses que vive en mi alcoba.
Bastó un impulso de tiempo para que el suspiro se transforme en arterias, el aroma se convierta en vértebras y el sonido, que casi desaparecía, se alimente de mi conciencia. Los centímetros de su piel comenzaron a manifestarse con su color aceituna. Mi fantasma desapareció: en humano superficial se convirtió, por lo que debíamos buscar la forma de insertarle la razón. No encajaba con la rutina establecida para cuestionar.
Insomnio tras insomnio, vueltas y vueltas, pisadas fuertes taladraban con ruidos la tranquilidad de la habitación. Decidimos salir.
En casa los objetos han empezado a hablar con nosotros, la mesa del comedor dice, por ejemplo, que desarmemos las cuatro sillas que están junto al bar para buscar en sus travesaños el algoritmo para desarrollar algunos sentidos humanos; mientras que las sillas, en su defensa, mencionan que la mesa resguarda los códigos cercanos al lenguaje de bajo nivel que un programador requiere para ensamblar una genética particular.
Justo, en medio de la discusión aparece el pretexto sumiso: ese simbolismo subjetivo que percibe o distingue sonidos, olores, contactos, sabores.
De pronto, la taza que siempre estuvo sola gritó, a este humano: “le falta emoción”.
Entonces, fue necesario establecer un tribunal. El dilema presentado requería una aprobación a corto plazo, aunque el juez no tenía paciencia para escuchar los argumentos de los testigos. Ellos, objetos huraños, platicaban en lenguaje binario; la traducción analógica estaba a cargo del utensilio más perspicaz: la cuchara.
Para dictar sentencia, un listado de peticiones fue redactada y la más urgente fue que «se debe injertar un corazón»; sin embargo, por fuera quedó la capacidad que exige el poder sentir.
Por algunos días intentamos estimular el sentido de la lógica para no cumplir con los requerimientos estructurados y ortodoxos que la sociedad y hasta los objetos tuvieron a bien exigirnos. Nadie entiende que injertar un corazón en las nacientes vértebras de un ente no es suficiente. Nos alejamos. Ahora vamos a conquistar el mundo.
Gracias a la invitación del GAD Municipal Alausí para participar en el homenaje al Bicentenario del Cantón Alausí. Doscientos años de independencia y el sacrificio de nuestros antepasados para darnos libertad sigue en la sangre de todos los que somos o hemos transitado por estas tierras.
Participan: Cristina Zabala Inga (Guasuntos), José Cando Zabala (Guasuntos), Andrea Suárez (Alausí), Fabricio Arrieta (Sibambe), Estefanía Santillán (Alausí) y Lilia Quituisaca-Samaniego (Guasuntos).
Poemas numerados en honor a Alausí:
Poema I (Husillos)
Esos vagones resguardan estampas de rostros admirados,
cuya voz retumba desde la cima vertiginosa de una nariz,
esa voz del carbón evaporado, esa voz prudente del río,
esa voz que aún queda en los colores cálidos del maíz.
Las rieles acomodan sus pasos en zigzag,
su piel está grabada en los durmientes mordisqueados,
atorados en la historia que emerge de las quebradas
cada vez que la neblina ahuyenta decaimientos equivocados.
El andén siempre dispuesto acoge lenguas extrañas,
la calle larga abraza despacio las arterias pintorescas
donde confluyen los pórticos sedientos de oración…
Poema II (Vestigios)
Algunas vértebras anidadas en las barandas
fueron tejidas con risas -faena de chicos-;
quizá por eso los fantasmas buscaron asilo
debajo de las tejas cuarteadas y desteñidas.
Al filo del bajareque enmarcaron sus párpados.
Sin remordimiento indagaron en las sombras,
buscaron que la tiniebla esquelética
se aleje de la monotonía indulgente y huraña.
La transparencia de las ventanas
no consintieron que los rompecabezas
se armen a medida del bullicio ingrato.
En la puerta, un rayo de silencio te espera...
Poema III (Libertad)
La borrasca se aleja
porque sabe que la solidez aguerrida
permanece en los carriles sinuosos y mágicos.
La carencia rehúye
porque sabe que la tierra cultivada
revive con surcos imponentes y fértiles.
La insensatez desaparece
con el canto potente
del horizonte azafranado.
El miedo no vive
en los cerros de piedra entretejidos con pajonales esbeltos.
El miedo no vive
en la serenidad del que añora su hogar
porque venció la nostalgia de haber partido un día.
El miedo se esfuma
ante los guerreros que ejecutan cautelosos sus desafíos.
El miedo sucumbe
ante el brío del que aún habita donde inició su vida.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Tema: Lamentos del alma Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Por todos los silencios. Antología poética POEPAZ. Volumen 2.
Escucho risas de lamento,
palabras inconclusas que el viento las termina.
...
Te siento distante,
escondido en el pálido horizonte,
incesante locura que no acaba;
incesante, como el latir apresurado de esta alma.
...
Nuevamente ausente, sí,
ausente para vivir en un lamento.
Lilia Quituisaca-Samaniego
Tema: Tumba melancólica Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Por todos los silencios. Antología poética POEPAZ. Volumen 2.
Esculpida entre sueños llegas melancolía,
melancolía, melancolía mía;
atrapada en el laberinto rectangular
del recuerdo amargo de la despedida.
...
Melancolía rugosa, desesperada,
atrevida y fugitiva;
expiras en la última gota de vino tinto
como fragmentos humedecidos del destierro.
Lilia Quituisaca-Samaniego
Tema: Miedo semiabierto Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Por todos los silencios. Antología poética POEPAZ. Volumen 2.
Agujetas congeladas por el miedo
son calcinadas en las rocas profundas
del cráter semiabierto.
Latidos inertes profesados en la tenebrosa situación
de quien no emite murmullos y encierra palmoteos
en su alcoba enmohecida por inercia.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Tema: Protesta Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Contrarreflejo
...
Más cuando la primavera agonice,
llorarás cobarde,
sin saber que fue frágil ese amor extraño;
sumiéndote en la condena
de un amor que nada espera,
de un amor que no es amor,
de un amor sin fe, sin alma.
Hasta hoy creí amarte,
hasta hoy que te he perdido;
en este momento solo quedan recuerdos,
esos que hoy son nada y ya se han ido.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Tema: Lágrima servible Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Por todos los silencios. Antología poética POEPAZ. Volumen 2.
Me disgusta que el sabor empañado de miel
desborde sobre mi cúpula golpeada y delirante.
...
Me disgusta que permanezcas
en los nervios irrefutables de mi esencia.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Octubre, 2020
Tema: Prioridad compartida Texto y voz: Lilia Quituisaca-Samaniego Libro: Por todos los silencios. Antología poética POEPAZ. Volumen 4.
Intercaló situaciones resumidas en un conjunto básico
compuesto de una vida, dos almas,
tres valores, cuatro complementos, cinco insumos,
treinta y siete privilegios e infinitas palabras.
...
Las respuestas son frágiles espejos anonimizados
con memorias arrogantes fabricadas en la noche inoperante.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego
Octubre, 2020
Consentir el uso (abuso) de jerarquías,
tendría validez si no confundieran conceptos;
triste reverencia, todo es urgente, prioritario.
Dan órdenes superiores, ideas oportunistas y sin proceso alguno;
pretenden hacer «de aquello» una apremiante historia.
Así de simple son las ironías de la vida,
cuando de nada sirve conocimiento o experiencia;
más bien atiborran de sentencias banales a propuestas capaces.
La estructura lógica de la conciencia empieza su retiro,
los cuestionamientos fueron inútiles a empecinadas adopciones,
de nada sirvió explicar el significado de burocracia (burrocracia).
Autor:LiliaQuituisaca-Samaniego
Este poemario obtuvo el Premio Nacional de poesía Cero 2021, merecido premio a las letras de Juan Suárez Proaño, poeta y editor nacido en 1993 en Ecuador.
El libro está compuesto de tres partes y 19 títulos. Cada uno de los versos se vuelven imágenes que viajan por las venas de nuestro entendimiento permitiéndonos despertar de letargos y sin excusa caminar a pie limpio sobre fangos, silencios en verano o invierno y hasta las colinas.
En la primera parte se encuentra el único título «Este en nuestro sitio» y este a su vez divido en ocho fragmentos numerados. Me permito citar del fragmento VII los siguientes versos:
«...seguimos devorando los panes duros de la verdad y
bebiendo el trago de la pérdida
hasta perder la compostura.»
En la segunda parte se encuentran 16 títulos que se van engranado historias de muerte que al olvido y al jardín dejaron de importarle, creencias y oraciones no habitadas, silencios no admitidos en refugios ni hospitales. Me permito citar del poema «El olvido» los siguientes versos:
«La memoria nos doblan las vértebras
hasta que solo nos asombra el asombro.»
En última parte parte se encuentran dos títulos que delatan una vez más una voz imponente en sílabas o sollozos guardados por costumbre y que no se prestan a ser deuda de una sola tarde.
Es grato reconocer en los poemas de Juan, unas manos sin distracción y el enfrentamiento a la vida, a la muerte y todo lo que está entre esos límites.
Gratitud y felicidad de Juan al recibir la estatuilla de manos de Xavier Oquendo Troncoso.
Hace años me dijiste en la casa que abandonamos: “no sabes amar”.
Pregúntales a otros, a ellos, porque de amor sabe: la manzanilla que espanta punzadas del estómago, el toronjil que expande el pecho para liberar el corazón, el infierno de Dante que recoge a tantos traidores, la mamá que hurga y cura heridas con un beso, los abrazos de papá que protegen desde el más allá, las piedras del río que aceptan golpes de ira, la araña que no se escapa de la muerte después de amar.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego Lugar: Lienzo de tierra
Los ojos negros de la noche, poesía que da título al libro de Krupskaya Pereira, ejemplar que recibí de sus manos en el mes de septiembre, cuando coincidimos en el Paralelo Cero 2022. Su generosidad es proporcional a su amplia sonrisa.
Las entrañas de sus letras convergen al silencio que se desnuda en múltiples figuras literarias y en gritos que fortalecen sueños con texturas de colores que pintan un mar de realidades. Pasé por la página 49 y retorné a ella porque en sus líneas vislumbré una oración para el reencuentro con el alma que suele perderse de vez en cuando, por eso me atreví a interpretarla.
Agradezco que la vida me brinde oportunidades para compartir palabras, viajes y experiencias.
El reflejo detrás de una selfie* bien pudiese advertir que un dedo más de frente sirve para añadir un ápice de consciencia al intelecto. Tal vez, solo ahí, la visión nublada desfallezca y la mirada pretenda arriesgarse de nuevo.
*Autorretrato realizado con una cámara o un teléfono móvil.