Acróstico a San Luis Rey de Francia


Santa divinidad, eterna plegaria,
Alma de esencial fe y gloria,
No puedo olvidar tu valentía…

Linaje sublime de eufonía;
Umbral mágico del pueblo afable,
Inspiración leal del poeta amigable,
San Luis, alma sagrada de piedad.

Resurgirá en el eco peregrino,
El fervoroso aliento del camino
Y en nuestras almas la fe será paz.

Digna quietud de ilusión en tu faz,
En los nobles milagros de bondad.

Fortaleza del templo de oración,
Revives la esperanza y el perdón;
Anhelante le pido al destino
Navegar en tu manantial cristalino
Con humildad, devoción y dulzura;
Impregnando estarás de ternura…,
Amparándonos siempre con tu sabia predilección.

Autor: Quituisaca Samaniego Lilia

Mi eterno Guasuntos





Guardián de mis sueños profundos
capullo de incesante aurora;
eres el triunfo verdadero del destino;
bajo tu firmamento el himno del consuelo
es el anhelante significado de la vida.

Tierra mía, perla pura y diamantina
del silencioso ocaso surges
sobre la eterna consagración del espacio.

Bello paisaje andino
que entre tus cúpulas de oro vas ciñendo ilusiones.

Permíteme que el corazón acaricie la ternura
que la brisa de tu nido me regala;
porque sin tus recuerdos
es imposible que en la dolida alma
renazca la ilusión,
permíteme que mi nostalgia arrulle
el verdadero e ideal resplandor de tus entrañas.

Eres mi eterno refugio
eres mi mundo, eres mi fuente.

En el sendero que me brindaste
la soledad va desapareciendo,
porque el divino atardecer
de tus noches estrelladas
me hizo comprender que bajo tu cielo
la esperanza es real, y
la ilusión es perfecta.





Autor: Quituisaca Samaniego Lilia