Esa es la diferencia


Disfrutar la naturaleza, sin duda alguna es uno de los regalos que la vida nos brinda; sin embargo, cuando existe alguien que te acompaña a cumplir tus ocurrencias se vuelve «mágico» (extraordinariamente inolvidable).
Así nos toca, cada etapa vivir sin miedos ni reproches (desde aquel día ya no pienso ni siquiera en circunstancias peor aún en consecuencias).
1. Persiguiendo sueños…
2. Retos que se van cumpliendo…

3. Metas programadas…

4. Metas ejecutándose al ritmo adecuado…

5. Porque con cada paso vamos generando más de un ideal…
6. Simple como eso: confianza, decisión y compromiso.
7. Simple como eso: locura, vida y experiencias.

Después de todo, la interrogante planteada fue: ¿Cuánto dura la magia?

La respuesta más lógica fue: uno, dos, ocho, diez o los días que el alma quiera; exactamente, todo ese tiempo dura la magia; y el tiempo es infinito… Esa es la diferencia.

Texto y fotografías: Lilia Quituisaca-Samaniego 

Ahora, para complementar el reinicio constante de múltiples acontecimientos añadiré una muy buena leyenda maya titulada «El colibrí como mensajero«

Los mayas más sabios cuentan que los Dioses crearon todas las cosas en la Tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro.

Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha, ahora tenía vida, los dioses habían creado al x ts’unu’um, es decir, el colibrí.
Sus plumas eran tan frágiles y tan ligeras, que el colibrí podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con sus plumas. Los Dioses al verlo, se enojaron y dijeron: ‘si alguien osa atrapar algún colibrí, será castigado’. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí en una jaula, ni tampoco en la mano de un hombre.
Los Dioses también le destinaron un trabajo: el colibrí tendría que llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. De esta forma, dice la leyenda, que si ves un colibrí es que alguien te manda buenos deseos y amor.

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