
Los niños son perceptivos y nos emocionan con todo lo que hacen y más si son mis consentidos.
Ayer, en la noche, luego de recibir mis clases de escritura de los lunes, mi sobrino se acercó para preguntarme:
—¿Ya te pasó el dolor de cabeza?
—Me olvidé de la cabeza— respondí aliviada, mientras él se sentaba a mi lado y prosiguió con su interrogatorio:
—¿Cómo te fue con los deberes?
—Dos de seis…
—¡Uf! Tendrás que mejorar. Si mamá Anita se entera seguro te dirá: que no pusiste atención, que estuviste inquieta por estar adolorida y que aún con el dolor no se te pasó el enojo con las personas que te llamaron la semana anterior. Ella sabe muchas cosas, las mamás saben todo.
Él, Roderick Emilio, siempre está para agarrarnos de la oreja sutilmente y nos sacude hasta la médula. Mientras masajea mi brazo izquierdo me ofrece ayuda.
—Ahora explícame tus tareas. Te ayudaré o sino mañana mismo nos reuniremos todos para que nos expliques .
de cabeza ya desapareció y más para saber como me fue con mis deberes. Le hice un breve resumen y Cuando recibo clases «La felicidad llega cuando el enojo se va y el enojo se va cuando nos despedimos de personas ingratas…» Roderick Emilio