Visual Analytics & Big Data. Data Scientist. Open Data. Open Access. Data Mining. R. Weka. Scientific divulgation. Researcher. Also, I'write poetry: "Art perfects the senses"
Siempre hemos de enternecernos con lo que hagan nuestros consentidos, en mi caso mis sobrinos; esta vez Emilio se presentó junto a sus compañeros de clases de la Escuela de Formación Integral de Artistas (EIFA) para festejar a MAMÁ.
Emilio ingresó a la escuela en enero 2022. A él, le gusta tanto pintar, como bailar, cantar y ahora actuar también. Junto a sus compañeros de Eifa Kids y Eifa Teens participó en las puestas en escena de Don Quijote, Il caffè della Peppina y Ciao Papa.
Llegó el momento crucial, su presentación como solista con «Nuestra canción». La escogió pensando en su mamá (mi hermana) y nuestra mamá (su abuelita). Mamá Anita nos pidió que apoyemos a su artista preferido desde su inicios (apenas tenía 18 meses cuando inició sus clases formales en el Conservatorio Franz Liszt.). Ella, hasta el último día fue feliz cuando supo que su nieto la retrataría. Ahora, donde estés mamá, te llegarán los tonos, las notas, los colores, los movimientos y los trazos, porque en casa te recordamos en todo momento y tus nietos son portavoz de tus emociones, tal cual, cuando cantabas, sonreías, hacías poesía o nos corregías.
Gracias a los maestros que le acompañan a Emilio en su formación.
Cuando llega un nuevo libro físico a mis manos, sostengo y reviso con sutileza la portada y contraportada. Luego, escojo una página al azar y leo en voz alta; con este ritual, me imagino a su autor con una pluma en su mano y escribiendo estos versos en papel, en cerámica, en un telar, en la piel; también es necesario imaginarse que no se escapa de la globalidad y frente al computador no se inmuta, escribe sin tregua…
Hace unas semanas, Astrífero fue mi compañero de la mañana y degusté cada verso en los rincones texturizados del mirador de Guápulo, lugar al que suelo escaparme, muchas veces para leer, escribir y tomar un «espresso doble» mientras Emilio termina sus clases de arte.
Astrífero fue presentado en septiembre, en uno de los eventos de Paralelo Cero, dentro de la colección PlumaJunta (junto a Xavier Oquendo, Freddy Peñafiel y Franklin Ordóñez) con el Ángel Editor. Escuché la voz del autor, impetuosa sensación que viaja incansable.
Hace algunos años la vida me encaminó a disfrutar de la poesía y sobre todo conocí a grandes apasionados por el arte, entre ellos Gabriel Cisneros Abedrabbo, quien, además es un excelente gestor cultural y difunde el trabajo de sus congéneres a través de medios sociales (por ejemplo, “Saudade, la infinita negación de lo que se ama”).
Los ojos negros de la noche, poesía que da título al libro de Krupskaya Pereira, ejemplar que recibí de sus manos en el mes de septiembre, cuando coincidimos en el Paralelo Cero 2022. Su generosidad es proporcional a su amplia sonrisa.
Las entrañas de sus letras convergen al silencio que se desnuda en múltiples figuras literarias y en gritos que fortalecen sueños con texturas de colores que pintan un mar de realidades. Pasé por la página 49 y retorné a ella porque en sus líneas vislumbré una oración para el reencuentro con el alma que suele perderse de vez en cuando, por eso me atreví a interpretarla.
Agradezco que la vida me brinde oportunidades para compartir palabras, viajes y experiencias.
Mamá ¿por qué creíste que no fue suficiente: parirme aquel miércoles 20 de octubre, hace cuatro décadas; alimentarme física y espiritualmente; instruirme para preparar versiones propias de loas, cuentos, fábulas y relatos; enseñarme a leer antes de los cinco años; entonar cantos junto a las cuerdas de la guitarra que tocaba papá; exigirme no llorar por fútiles, irresponsables, desleales; verter en mis heridas cicatrizantes que no dejaran huellas; ser la crítica de mis escritos, ...? Y preferiste, el 24 de febrero de este año inmolarte por completo para parirnos por segunda vez en una sola tanda a las cuatro hijas.
En este cumpleaños ya no estás TU para abrazarme y corregirme, solo me queda papá que procura ser fuerte, tus otras hijas que no descuidan mi espalda y tus nietos que a sus pocos años se convirtieron en mi salvación.
Aún así, cada día me duele más estar sin tu voz en la casa, sin tu mirada en mis versos, sin tu canto en los viajes, sin tu oxigenación en las arterias de mi nueva existencia.
Esta fue la última carta que leí a mi familia antes de enviar, recuerdo que a mamá se le escapó algunas lágrimas, a papá muchas más, y Emilio vino abrazarme tan fuerte y con su voz de aliento confirmaba: Ya sé, esa carta es para…
Mamá hizo las correcciones que siempre acostumbraba. Fue la última vez en la que afiné mi oído para escucharla. Y guardamos el secreto hasta que la carta llegara a tus manos, porque fue una sorpresa que te prepararon como regalo en tu trabajo.
Aunque esta carta te llegó hasta después del año nuevo, viniste a darme ese abrazo que agradece y reconforta. Hoy, al publicar mi alma se vuelve añicos, porque recuerdo cómo mamá nos dijo, sin que tu estuvieras, «que siempre debemos luchar juntas, que también debemos cuidarte, preguntar por TI y por los críos; porque no solo somos familia sino un hogar», y hoy nos quedas TU para seguir siendo nuestro puntal y no dejarnos vencer por las cosas no tan buenas de la vida.
Quito, 17 de diciembre 2021
Recuerdo la noche del primero de abril, la partera se daba por vencida; sin embargo, la fuerza de mamá fue interminable y con el apoyo de papá y del abuelo Emilio hizo que nacieras; mientras nosotras, tus tres hermanas detrás de una cortina admiramos ya con juicio de razón como llegaban los niños al mundo.
Pegaste un grito de victoria y tus primeras lágrimas seguro fueron de rebeldía.
Luego papá te tomó tiernamente en sus manos para darte el primer baño. Después del ritual respectivo nos acercamos y tus mejillas estaban sonrojadas, no debe haber sido de miedo, sino de coraje, si justo de eso porque desde el primer día fuiste cimiento, fortaleza y protección para nuestro hogar.
Podría tardar muchos días en contar los momentos generados, las historias que vivimos allá en nuestro pueblo, las travesuras que mamá nos reprochaba y esas mismas travesuras a las que papá les grabó un mensaje: “dañando se aprende, jugando se experimenta”.
Tantas cosas que decir, tanto que agradecerte, porque siendo la última de las hijas nos dejaste que te llamemos también «madre» o «mama», y ahora qué físicamente eres madre desde hace siete años con más razón.
Nos diste los regalos más grandes, nuestros consentidos, ellos llevan tu esencia: lucha diaria, persistencia sin descanso y amor que solo sale del alma. Ese amor que les das no solo a la familia o amigos, sino a todos tus niños, jóvenes, adultos y abuelitos a los que les atiendes y de quienes nos hablas tanto porque son tu impulso y motivación diaria.
Mi doc viniste a dejar huella, nada te vencerá; recuerda que tienes un centenar de manos que te levantarán y el corazón de dos seres que desde ya son tu bastón.
Gracias por apoyar todos los proyectos y ser en nuestras vidas un velero de roble tallado.
Antes que tus rizos gris plateados se volvieran nieve de algodón.
Antes que tu pulso firme se convierta en temblor y nos advierta del huracán.
Antes que tu menú experimental fuera parte del libro de recetas que nunca utilizaste.
Antes de acompañarle a tu pintor consentido, tu nieto, a la gran exposición internacional; él, hoy a escondidas grita: «quiero verte mamá Anita, ven, quiero verte...».
Antes que tu consentida menor, tu nieta, te nombrara Anita, más ella, hoy te busca en cada lugar diciendo: «no hay mamami, no hay mami, no hay mamá».
Antes de catar el vino en Chile e Italia y confesar que es mejor el nuestro de arazá.
Antes de cosechar café y cacao para hacer helados propios, de esos que te encantaba consumir sin importar la hora.
Antes de preparar mermelada de guayaba, mango y maracuyá, esos gustos diarios que no presumías.
Antes que destejieses, comprarás lana y rehicieras colchas con puntadas combinadas de agujetas y crochet.
Antes que inundáramos la quebrada de pambiles con orquídeas injertas y mariposas inmortales.
Antes que tu piel se cubriera con el «Lienzo de tierra» al que puntualmente llegábamos los fines de semana.
Antes de saber que intenté transferir tu dolor a mi cuerpo, para que nos dijeras por enésima vez: «aquí no se llora».
¿Por qué te fuiste antes? Si cada momento contigo fue justo y necesario, menos este último en el que te vimos partir MAMÁ.
Lilia Quituisaca-Samaniego Quito, Ecuador Marzo 10, 2022
Tanto ha llovido desde entonces, entonces, cuando los dientes no eran carne, sino días pequeños como un río ignorante a sus padres llamando porque siente sueño, tanto ha llovido desde entonces, que ya el paso se olvida en la cabeza.
(Vieja ribera, Luis Cernuda)
Hace rato, a las 15h00 se atraganta el alma,
mi alma silenciada no tiene sombra protectora.
¿Cuántos días más deberán existir
para que mi vida vuelva a ser completa?
¿Acaso no quieres levantar la voz
para decirme que ningún dolor merece llanto?
¿Acaso no te apetece corregir mis letras
hasta volverles versos publicables?
¿Acaso no deseas leer mis cartas
para asegurarte que tienen el formato correcto?
¿Acaso no ambicionas entremezclar cuentos
para versionarlos a tu manera?
¿Acaso no te hace falta reprenderme
cuando las injusticias me inquietan?
¿Acaso no pretendes escuchar
como mis dedos entonan la guitarra?
¿Acaso no quieres enseñarme a ser madre?
¿Acaso no sabes que debo aprender a ser padre?
¿Acaso no comprendes que aún me falta ser hija solitaria?
¿A dónde he de mirar cuando la angustia me consuma?
Esta poesía lleva anagramas de los nombres propios de cada uno de las personas importantes de este 2021 y de los amigos de siempre, ellos apoyan cada una de mis imprudencias.
Te invito a leer y escuchar esta poesía Cuando todo te de igual RECUERDA QUE:
Aquí estamos más de cuarenta seres que pidieron nacer
acompañados con sonidos de lira y texturas de atardecer.
Somos timón de eucalipto que la lluvia pulía
viajeros de cascada angosta o de caudales sin guía.
Somos ajenos a inseguridades,
nobles espejos de distintas ciudades,
rocas sin noches, sin ofrendas,
gritos de ideal en difíciles contiendas…
Somos emoción que invoca a cielo abierto,
arandelas o escudos para ajustar el andar con acierto…
Somos autores con preguntas crecientes,
que recrean en tiempos esquivos: racionales juramentos,
y cuando ordenamos telones, lemas o componentes
en algo mejoramos los atípicos elementos;
entonces el aire sin enfado desborda un matiz de claro aroma.
Somos sable fiel que rehace innatos calendarios,
silencio ileso de tempestades o anuarios,
compostura sana que emerge cual axioma…
Y después de todo ¿Qué somos?
Si la realidad nos exime de soledades urgentes,
aparece una voz que madruga,
y grita: ven hasta la torre,
la torre está sin techo,
hoy sin resguardo conjuga…
Ven, se avecina el tercer crío del cóndor,
el cóndor con gusto nos re-enseñará a planear,
él sabe que no solo hay nubes densas
ni solo espinas al caminar…